martes, 1 de diciembre de 2009

Feria II

El tedio solía abrumar cada nuevo encuentro. Ya nisiquiera su imaginación se disparaba a fantasear acerca de como haría el amor aquella chica nueva, si preferiría ponerse encima o se sometería, si chillaría mucho o poco, si sería demasiado callada o el sexo liberaría toda su conversación inundando la carabana de proposiciones, insultos y provocaciones.

No fué distinto aquella vez. Ella dio el primer paso; evidente, a la vista de todos. Incluso aquellos que debían quedar al margen de aquel juego, fueron invitados a participar en aquel primer momento.

Aún así, había algo diferente en aquella forma de mirar, conocía las reglas y aún así quería jugar, no sería una de aquellas chiquillas que volvería al día siguiente a su barraca, más maquillada, más perfumada y rezumando sexo y necesidad.

Era quizás la primera oportunidad en demasiado tiempo de competir de igual a igual, arrancarse los disfraces y simplemente morder la piel desnuda. Una noche de sexo, sin caretas, sin cortejos, sin engaños, ni promesas prefabricadas.

Tardó más de lo normal en escudriñarla de arriba a abajo. Por un segundo lo habían atrapado aquellos ojos.

Una bonita cara, pelo negro y largo que caía sobre un cuerpo lleno de promesas. Una boca pequeña, que apenas dejaba ver unos pocos dientes, en las varias veces que le sonrío con lascivia.

Debajo de un jersey negro ajustado, las curvas de dos pechos poco pronunciados, que consiguieron retener sus ojos más de lo debido, arrancándole una sonrisa colaboracionista. No tenía nada que perder, siguió el escrutinio sin disimular lo más mínimo. Una pequeña barriguita y envueltas en unos baqueros unas preciosas piernas que terminaron de convencerlo.

Avisó a su compañero y salió a dar una vuelta por la feria. En menos de un dos minutos ya estaba cerca de ella. Sin sutilezas, sin mentiras de una noche.

- No pensabas venir a saludarme, me has dejado demasiado solo allí, en el puesto-dijo señalando la barraca lleno de razón- me has hecho salir...

- En realidad tampoco te conozco de nada, ¿no?...

- Eso tiene fácil remedio. Lucas. Te he estado esperando...

-¿ Esto suele funcionarte?.

- Tendrás que averiguarlo por ti misma...

-Eva, por cierto.


Sonrieron, los dos; la confirmación de que no hacían falta palabras para entrelazarlos toda la noche.

- ¿A qué hora sales?

- Eso es lo mejor...ni entro ni salgo.

La besó, no pudo aguantar más aquel juego estúpido. Agarro sus caderas y la colocó justo donde la quería. Poco le importaba si eran sus amigas las que estaban a a su lado, si tenía novio, solo sabía que no pararían de follar en toda la noche y que no quería pedir perdón ni permiso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario